Si
eres una persona tímida, seguro que a estas alturas te habrás dado cuenta que
no estás solo ya que a gran parte de la población le sucede lo mismo que a ti.
La diferencia es que algunos tienen la valentía de salir de su caparazón y
buscar formas de relacionarse y mejorar sus habilidades sociales, mientras que
otros se quedan agazapados esperando a que los demás tomen la iniciativa.
Reconócelo,
es cómodo vivir en tu mundo, sin necesidad de tener que exponer tus opiniones
ante los demás, sin arriesgarte a fallar o a hacer el ridículo. Pero reconócelo
también, esto no te hace feliz. Por eso, si lo que quieres es mejorar tus
habilidades sociales y sentirte integrado en la sociedad, tienes que quererlo realmente,
ponerte manos a la obra y no claudicar.
Muchos
de nuestros complejos o miedos tienen que ver con nuestras experiencias
pasadas. Nuestro inconsciente nos frena ante situaciones en las que prevemos
que podemos volver a sentirnos bloqueados o ridiculizados y esto hace que
adoptemos la actitud del caracol escondiéndonos ante situaciones incómodas. Sin
embargo, debemos tratar de liberarnos de esos pensamientos negativos y ser más
objetivos ya que si en alguna ocasión nos hemos sentido mal al hablar con
alguien, eso no tiene por qué ocurrir de nuevo ¿verdad?
Así
que seamos valientes,
evitemos los pensamientos negativos y empecemos a mejorar nuestras relaciones
interpersonales con estas pautas que indico a continuación:
Acostúmbrate a oír tu voz Cuando yo era adolescente me daba
mucha vergüenza hablar porque estaba convencida de que mi voz era ridícula.
Basaba esto en una mala experiencia que tuve en la que alguien me hizo burla
imitándome con voz de pito. Sentí tal vergüenza que aquello me bloqueó durante
mucho tiempo. Pues fíjate, ahora no sólo he superado ese complejo sino que
hasta canto como soprano en un coro y acepto mi voz tal y como es, dulce y a
veces un poco infantil, pero para nada horrorosa. Además, me encanta cuando
cojo el teléfono y me preguntan si están mis papás.
Probablemente
uno de los bloqueos más frecuentes a la hora de hablar con los demás es el
temor a no modular bien tu voz, a tartamudear, a quedarte en blanco. Pues bien,
para acostumbrarte a oír tu voz, lee
en voz alta siempre que puedas, de esa forma ejercitarás tus
cuerdas vocales y te acostumbrarás a hablar más. Además, es importante que te grabes y luego te escuches para
familiarizarte con tu voz y para encontrar esos fallos de acentuación o
modulación que podrías mejorar.
Ensaya discursos en los que cuentes, a un público
imaginario, cualquier tema que se te ocurra, ya sea de actualidad, de trabajo,
o de cualquier cosa que hayas leído o escuchado en los medios de comunicación y
dale tu toque personal. Recuerdo que cuando yo era estudiante, siempre tenía un
gran espejo
en mi habitación y ensayaba todo tipo de conversaciones ante él. De esta forma,
no sólo podía practicar el lenguaje, sino que podía ver mis gestos, mi postura
y eso me ayudaba a conocerme mejor y a “rectificar” mis errores o reforzar mis
puntos fuertes como por ejemplo la sonrisa.
Ponte
al día con temas
que puedan servir para avivar una conversación y aportar datos nuevos o tu
propio criterio. Pueden ser temas relacionados con viajes, deportes, películas,
música, etc.
Piensa
en positivo, ten sentido del humor, y
descarta las presunciones que te hacen anticipar que vas a hacer el ridículo o
que los demás te van a rechazar. No trates de ser tan perfeccionista, si te
equivocas ¿qué puede pasar? sé el primero en reírte de tus propios errores.
Escucha
lo que dicen los demás
y no te agobies pensando mientras tanto en lo que vas decir tú cuando te llegue
el turno. Esto es un error muy común. Deja que la conversación fluya con
naturalidad y cuando te llegue la hora de hablar, mira a los ojos de
tu interlocutor, y lo que digas, hazlo en un tono de voz, alto, claro y
pausado, que se te oiga bien. Si tu voz tiembla, no le des importancia y
continúa hasta que termines de decir lo que querías. Para eso ya
habrás estado ensayando en tu casa. Los tímidos a veces hablamos tan bajito que
los demás pasan por alto nuestros comentarios y eso nos ofusca más porque
pensamos que lo que decimos no le importa a nadie.
Además,
te animo a que te apuntes a alguna asociación o a alguna actividad que te
guste, así conseguirás ampliar tu círculo de amistades y tendrás oportunidad de
practicar y desarrollar mejor tus habilidades sociales con personas con las que
tienes aficiones en común.
Y
por último recuerda:
No
sientas miedo al rechazo, no te rechaces tú. No tengas miedo a que no te
valoren, valórate tú.
¡Animo
y mucha suerte!
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