sábado, 9 de mayo de 2015

La timidez

La timidez, esa sensación de angustia que te invade cuando no tienes nada que decir, cuando no sabes cómo reaccionar y el rubor se asoma a tus mejillas.

Esa disposición a vivir aislado en un mundo que has hecho tuyo y desde donde ves la vida pasar tratando de buscar formas de salir de la esfera que te envuelve, buscando la forma de retirar la máscara protectora, de gritar y decir ¡Hola!, ¡Estoy aquí!, ¡Escúchame!.

Y te hundes en la rutina de un aislamiento adquirido, y por prudencia no hablas y por respeto no dices, pero ese hábito se vuelve contra ti, te hace infeliz y huyes de la gente de quien no confías, de quien te provoca bloqueo y tartamudez.


Y crees que te rehúyen y rehuyes, y crees que te critican y te repliegas, y crees que no te aceptan y te reprimes, y sientes un vacío intenso y eterno.


Por prudencia no preguntas y es un error. Por respeto callas y es una equivocación. Y antes de sentirte “acoplado” prefieres seguir en tu mundo solitario y construyes tu vida alrededor de ese gran universo interior.



Tus gestos delatan una tristeza que se percibe como rareza y te vuelves cada vez más huraño hasta que alguien se dirige hacia ti, te arranca una sonrisa, una conversación, y se ilumina tu cara y la esperanza se apodera de ti.


¡Cuántas personas hemos sufrido los embustes de la timidez! ¡Cuántas oportunidades habremos perdido por no decir a tiempo lo que podríamos haber dicho! ¡Cuántas consultas de psicólogos y cuántos libros vendidos!


Pero el cascarón se puede romper, se puede salir de la rutina, se puede llegar a ser feliz y se puede superar ese miedo, esa fobia, con valentía y paciencia.

¿Quieres conocer algunos consejillos para salir de la timidez? La semana que viene los tendrás aquí, en "La Ventana de Anam".


¡Disfruta de cada instante!

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