viernes, 25 de agosto de 2017

Reconstruir lo destruido




Rellenamos el cráter de las bombas
y de nuevo sembramos
y de nuevo cantamos
porque jamás la vida se declara vencida.


Poema anónimo vietnamita




Los últimos atentados producidos en Cataluña han herido nuevamente nuestras almas ante unos acontecimientos tan brutales como incomprensibles. Estos hechos han vuelto a poner de manifiesto la capacidad de los ciudadanos para auxiliarnos en momentos de necesidad y han servido para que fuerzas políticas enfrentadas se den la mano en un acto de compasión y empatía con el pueblo.
 
Desconozco la estratagema de esos líderes fanáticos para atraer y convencer a hombres y mujeres, la mayoría muy jóvenes, y predisponerles a sembrar el pánico en nombre de Dios. Tan sólo sé que cada uno es responsable de la forma en que quiere vivir su vida, y tomar el camino de la violencia basándose en mentiras sin fundamento que sólo hablan de destrucción, es la peor de las decisiones.
 
Frente a la marea de atrocidades que nos aborda, "No tengo miedo" es un lema valiente, rotundo y retador al cual me sumo en contra del terrorismo porque no podemos tener miedo a salir a la calle, ni a disfrutar de nuestras fiestas ni de nuestras costumbres, pero tampoco podemos estigmatizar a parte de la población como si todos ellos fueran  los mismos seres desnaturalizados que actúan como simples marionetas, hechizados ante falsas promesas.
 
"No tengo miedo" debe ser un lema que invite a trabajar unidos, a convivir en paz, a defender nuestros derechos, y a denunciar todo acto de violencia, ya sea de género, terrorista, bulling o cualquier otro que interfiera en nuestro orden social.
 
Mientras haya quien destruya caminos, nosotros debemos ser capaces de construir puentes que nos permitan vivir en un estado de paz, orden y respeto hacia el conjunto de la sociedad.