domingo, 3 de diciembre de 2017

¿Quieres ser mi amigo?


¡Qué interesante es internet! ¡Cuánto podemos aprender navegando por sus páginas y cuánto podemos distraernos compartiendo juegos y chats con nuestros amigos! Pero internet esconde un lado oscuro que debemos combatir extremando las precauciones.
 
A continuación quiero compartir con vosotros un teatrillo que escribí hace poco para representarlo en la fiesta del voluntariado ante los niños internados en el Hospital La Paz en Madrid. Como sabéis el teatro es un medio estupendo para que los niños capten el mensaje que queremos darles, así que si os gusta, os animo a reutilizarlo para representarlo, por ejemplo, en el colegio de vuestros hijos.
 
Los personajes son tres: Felcris, Ana y David, disfrazado para la ocasión de pirata.
 
A: ¡Hola Felcris!
F: ¡Hola Ana! ¿Qué tal estás?
A: Muy bien, vengo ahora de la biblioteca, ¿y tú?, ¿qué haces?
F: Pues aquí, con el ordenador, chateando con mis amigos por internet.
A: ¿A sí?, ¿y tienes muchos amigos?
F: ¡Uy sí! muchísimos, mira -Ana se acerca a la pantalla del ordenador de Felcris.
A: ¡Hala! Es verdad, ¡son una barbaridad! pero… ¿los conoces a todos?
F: ¡Claro! los tengo aquí, ¿ves? -dice señalando su pantalla- con sus fotos, sus nombres…
A: Ya, pero me refiero a que si los conoces en persona.
F:  ¡Ah no! a todos no. Algunos son amigos de amigos, o personas que me piden amistad… ¡Mira! Me acaba de llegar una solicitud.
D: ¡Voy a engañar a estas chicas haciéndome pasar por Margarita! Jajaja ¡Qué divertido! –dice David, disfrazado de pirata y dirigiéndose al público.
A:  ¡Ah sí! ya veo, se llama Margarita, pero, ¿la conoces? –dice Ana mirando al ordenador de Felcris- Mientras tanto David muestra al público una gran margarita y se señala a si mismo haciendo ver a los niños que Margarita es él.
F:  Pues no... pero tiene una foto muy bonita, seguro que es una chica muy maja.
D:  Jejeje, ¡esta chica va a caer en la trampa! –dice David asintiendo con la cabeza.
A:  Felcris, no deberías aceptar en internet a personas que no conoces. -Mientras tanto David asiente con la cabeza mirando al público.
F:  ¿Por qué no?, ¿qué hay de malo?
A:  ¿Tú no has oído hablar de los piratas informáticos? -David se señala a sí mismo para que todos le reconozcan como un pirata.  
F:  Pues la verdad es que no.
A: Son personas que saben usar muy bien el ordenador y que a través de internet pueden conectarse al tuyo, conseguir tus datos personales, hacerse pasar por ti o incluso vigilarte a través de la cámara de video.  -Mientras tanto, David se acerca a las chicas y hace que las vigila, las toma fotos...
F:  ¿Pero qué me estás diciendo? –dice Felcris extrañada.
A:  Sí, es cierto, créeme. A ver niños, -dice Ana dirigiéndose al público- si un desconocido llama a la puerta de vuestra casa ¿le dejaríais pasar? -Esperamos la respuesta de los niños mientras David les dice que sí con la cabeza tratando de convencerles.
A:  ¿A qué no? Pues lo mismo sucede con internet. Sólo debes dejar pasar a tus amigos de verdad. No se te vaya a colar un ladrón, o en este caso, un pirata.
F:  ¿Un ladrón?, ¿un pirata? ¡Qué exagerada! Me estás dando miedo.
A:  No Felcris, no debes tener miedo, pero sí precaución y seguir unos consejos.
F:  ¿Y qué consejos son esos?
A: Lo primero, no aceptar a desconocidos en tus redes.
F:  Vale.
A: Luego, no compartir datos personales como tu dirección, tu teléfono, tu correo electrónico o fotografías…
F:  ¿Fotografías tampoco?
A:  Eso es, lo mejor es no compartir fotos que no quieras que otras personas vean pero tampoco las de otras personas sin su consentimiento.
F: ¡Qué rollo!, ¡con lo que me gusta a mí colgar fotografías!
A: Ya, pero cuanto menos datos privados cuelgues en la red más segura estarás.
F:  Ah, ya voy entendiendo. ¿Y qué decías antes de que te pueden vigilar? - David hace que las vigila de lejos con un catalejo que puede ser una cartulina enrollada.
A: ¡Uy sí! estos piratas son muy listos y pueden conectarse a la cámara de tu ordenador para vigilarte, pero podemos ser más listos que ellos si ponemos una pegatina en la cámara, ¿ves?, así de fácil –dice Ana mientras pone una pegatina en la cámara del ordenador.
F:  ¡Ohh qué bonito queda!
A:  ¡Ah! y me queda por decirte un último consejo muy importante.
F:  ¿Ah sí?, ¿cuál es?
A:  Si alguien se mete contigo en las redes o sospechas que pasa algo raro, enseguida díselo a tus padres. Ellos sabrán cómo ayudarte y aconsejarte.
F:  Bueno, y entonces ¿qué hago con Margarita –dice Felcris levantándose y dirigiéndose a los niños- ¿Me podéis ayudar?, es que Margarita es un nombre muy lindo y yo creo que es una chica muy maja que puede ser mi amiga, pero no la conozco de nada. No sé qué hacer. ¿Le digo que sea mi amiga? -David asiente a los niños con la cabeza mientras que Ana niega con las manos. Los niños seguramente dirán que NO.
A:  ¿Ves lo que dicen los niños? Ellos son muy listos y lo han entendido muy bien.
F:  Bueno, pues entonces voy a decirle que no. Muchas gracias Ana por tus consejos, a partir de ahora voy a tener más cuidado.
A:  ¡Genial! ¡Chócala! - Ana y Felcris se chocan las manos mientras que David se aleja enfurruñado.

-FIN-

sábado, 25 de noviembre de 2017

¿Qué fue de Alejandra?

A menudo la veía paseando por el parque con su perro, un bichón maltés idéntico al mío. Su elegancia despertó pronto mi curiosidad y admiración. Recuerdo que caminaba con la misma gracia de una bailarina y, mientras yo solía sacar a mi perro vestida con lo primero que encontraba en el armario, ella siempre iba impecable, con un inconfundible estilo “boho chic” que le favorecía mucho y que a veces complementaba con unos desenfadados gorros de lana en invierno y con unas atrevidas pamelas que protegían su pálida tez del irritante sol en verano. Se llamaba Alejandra e irradiaba un carisma muy especial.

Nuestros perros se olfateaban cada vez que nos encontrábamos y nosotras siempre los observábamos divertidas. Es así como iniciamos una cordial relación. Por aquel entonces vivíamos en un barrio, que como todos los de reciente construcción, era tan moderno como triste y desolado. Por sus amplias calles se echaba de menos a niños correteando, comercios con escaparates coloridos, y hasta coches que rompieran la espectral monotonía, por lo que resultaba reconfortante encontrarse con alguien a quien saludar e intercambiar alguna conversación, que en nuestro caso, siempre solía girar en torno a nuestras mascotas:

- ¿Dónde llevas a Charly a cortar el pelo? -Recuerdo que me preguntó un día.

- Aquí mismo, en el veterinario de la esquina

- Ah, pues yo conozco una peluquería en Madrid que lo dejan monísimo, mira, creo que tengo una tarjeta por si quieres llevar al tuyo….

Un día me dio una noticia fabulosa: estaba embarazada y sus ojos brillaban radiantes de alegría. Pasaron los meses y su abultada barriguita fue creciendo hasta que por fin dio a luz a Adrián. Le conocí un día cuando ya había cumplido un mes. Recuerdo que iba dentro de un confortable cochecito envuelto en unas preciosas sábanas azules. Dormía plácidamente. Pero lo que me llamó la atención es que Alejandra estaba triste. Su mirada ya no reflejaba la alegría que solía transmitir al verme, se mostraba cabizbaja y noté algo de vergüenza en su expresión cuando me confesó que lo estaba pasando mal. Su niño lloraba continuamente y no encontraba un momento para descansar. Además, estaba preocupada por su perrito. Tampoco tenía tiempo para él, y me reconoció que esa era la primera vez que lo sacaba a pasear desde que había nacido el bebé. Pero eso no era lo único que parecía preocuparle.

Hace ya dos años de aquel día, y jamás volví a verla. Al principio creía reconocer de lejos a su apuesto marido tirando a regañadientes de su mascota pero también perdí su pista. Llegué incluso a pensar que se habían mudado de domicilio y me la imaginaba en un amplio jardín de un hermoso chalet, correteando alegre detrás de su hijo. No podía ubicarla en otro lugar mejor.

Ayer llevé a mi perro al veterinario y me acordé de ella. Tuve el impulso de preguntar por Crispi, y Bea, la veterinaria, me miró sorprendida. -¿Conocías a Crispi? -Me preguntó. Le expliqué brevemente aquella relación de amistad que tanto añoraba, y ella, con semblante sombrío me reveló lo que nunca hubiera imaginado, algo que paralizó mi corazón e inundó de lágrimas mis ojos. Alejandra había fallecido.

Dicen que del amor al odio hay un paso, y un día, los celos, la furia y la venganza se apoderaron del hombre que le había prometido amor eterno, del que en otro tiempo le regalaba flores y hacía estremecer su cuerpo con el simple roce de sus labios. Siete puñaladas bastaron para acabar con su vida y la de su bebé, a quien Alejandra trataba de proteger entre sus brazos.
 
Esta misma mañana he pasado por delante de su casa, he mirado hacia su balcón y he visto un rayo de luz que se reflejaba en los cristales. Un escalofrío ha recorrido mi piel y he apretado con fuerza mis puños al recordar su dulce voz, su sonrisa amable y su melena ambarina.

Ya no volveré a imaginarme qué fue de ella ni a buscarla entre las personas que pasean por el parque. Ya no volveré a idealizar su vida ni a inventarme escenarios de ensueño para ella, sólo me queda el recuerdo de aquella amistad, de lo que fue y lo que pudo haber sido.

viernes, 25 de agosto de 2017

Reconstruir lo destruido




Rellenamos el cráter de las bombas
y de nuevo sembramos
y de nuevo cantamos
porque jamás la vida se declara vencida.


Poema anónimo vietnamita




Los últimos atentados producidos en Cataluña han herido nuevamente nuestras almas ante unos acontecimientos tan brutales como incomprensibles. Estos hechos han vuelto a poner de manifiesto la capacidad de los ciudadanos para auxiliarnos en momentos de necesidad y han servido para que fuerzas políticas enfrentadas se den la mano en un acto de compasión y empatía con el pueblo.
 
Desconozco la estratagema de esos líderes fanáticos para atraer y convencer a hombres y mujeres, la mayoría muy jóvenes, y predisponerles a sembrar el pánico en nombre de Dios. Tan sólo sé que cada uno es responsable de la forma en que quiere vivir su vida, y tomar el camino de la violencia basándose en mentiras sin fundamento que sólo hablan de destrucción, es la peor de las decisiones.
 
Frente a la marea de atrocidades que nos aborda, "No tengo miedo" es un lema valiente, rotundo y retador al cual me sumo en contra del terrorismo porque no podemos tener miedo a salir a la calle, ni a disfrutar de nuestras fiestas ni de nuestras costumbres, pero tampoco podemos estigmatizar a parte de la población como si todos ellos fueran  los mismos seres desnaturalizados que actúan como simples marionetas, hechizados ante falsas promesas.
 
"No tengo miedo" debe ser un lema que invite a trabajar unidos, a convivir en paz, a defender nuestros derechos, y a denunciar todo acto de violencia, ya sea de género, terrorista, bulling o cualquier otro que interfiera en nuestro orden social.
 
Mientras haya quien destruya caminos, nosotros debemos ser capaces de construir puentes que nos permitan vivir en un estado de paz, orden y respeto hacia el conjunto de la sociedad.

sábado, 14 de enero de 2017

Una de cine: Vuelta a casa de mi madre


Tras la decepción que me llevé estas Navidades con la película “Villaviciosa de al lado”, la cual, como debía haber previsto, recurre al humor fácil y a la grosería chabacana con el fin de arrancar carcajadas en un público que apenas respondimos con un par de escuetas risas, por fin consigo pasar una buena tarde de cine gracias a la comedia francesa “Retour chez ma mère” dirigida por Eric Lavaine.

Desde luego, algo tiene el cine francés que me encandila. Películas como “Intocable”, “Dios mío ¿pero qué te hemos hecho?”, “La delicadeza”, “Potiche, mujeres al poder” o “Amelie” son algunas que me dejaron buen sabor de boca y que consiguieron mantenerme dos horas hipnotizada frente a la gran pantalla.

Salir del cine con una gran sonrisa en la cara para mí es una gran premisa porque voy buscando pasar un buen rato, olvidarme de la monotonía y recrearme con los diálogos, el vestuario, la fotografía y la música, detalles que todas estas películas miman con esmero añadiendo además un tono de humor amable, fino, inteligente y carente de mal gusto que es lo que precisamente busco.

Si tienes oportunidad de ver este film, no lo dudes porque es muy entretenido y no pierdas detalle a cada gesto de la madre, interpretada por la genial Josiane Balasko, déjate seducir por esas escenas familiares llenas de encuentros y desencuentros y toma buena nota del trasfondo que esconde esta comedia, en la que se demuestra que cada uno recoge lo que siembra, que no se debe prejuzgar al prójimo y que para el amor siempre hay edad.

¡Espero que la disfrutéis tanto como yo!

 

jueves, 22 de diciembre de 2016

Un cuento de Navidad

Las Navidades estaban a la vuelta de la esquina y Pablo ojeaba por enésima vez un catálogo de juguetes en el que iba señalando todo lo que le gustaba. Sin duda, lo que más le llamaba la atención era aquel juego de mesa donde se veía a toda la familia jugando con caras de felicidad.
 
Pablo alzó su mirada y observó con tristeza la misma escena que se repetía día tras día: sus padres, callados, no apartaban la vista de sus ordenadores y, un poco más allá, tan huraña como siempre, su hermana Emma chateaba con su móvil aislada del mundo gracias a unos grandes auriculares que le tapaban las orejas.
 
Pablo suspiró. Su familia había sido abducida por aquellos aparatos electrónicos que los había convertido en unos gélidos autómatas. Un escalofrío recorrió su espalda. Necesitaba recuperar cuanto antes a su familia.
 
Las vacaciones fueron transcurriendo con las consabidas celebraciones familiares y los dulces típicos que nunca faltaban en la mesa, sin embargo, Pablo seguía echando de menos hacer cosas divertidas con sus padres y no perdía la esperanza de que la Navidad acabara por inundar de magia cada rincón de su hogar.
 
El día de Reyes amaneció con un gran manto blanco y Pablo se despertó lleno de emoción y curiosidad. Sabía que su hermana esperaba de regalo un teléfono nuevo con el triple de capacidad, y su madre, un nuevo juego para el ordenador que le robaría muchas más horas. De repente, escuchó a su hermana quejarse a voces, ¿Qué habría pasado? ¿Decía qué habían entrado ladrones? ¿Que habían desaparecido los regalos?
 
Pablo salió de su habitación y se dirigió corriendo hasta el salón donde se encontraba el fastuoso árbol donde los Reyes Magos solían dejar cada año los regalos para todos. Comprobó que allí no había nada y sintió un vuelco al corazón. ¿Tendría aquello algo que ver con su deseo? De hecho, este año lo único que había pedido en su carta era aquel juego de mesa que tanto le molaba, y recordaba que había indicado expresamente “para jugar con mi familia y poder pasarlo bien juntos”. Pero el juego tampoco estaba. ¡A ver si era verdad que habían entrado los ladrones! – pensó el niño.
 
La madre apareció por la puerta anudándose el cinturón de la bata, con cara somnolienta y completamente despeinada. ¿Qué era eso de que habían entrado ladrones? ¡Seguro que le estaban gastando una broma!
 
Emma empezó a llorar de rabia diciendo que aquello no era justo, que llevaba meses esperando su nuevo teléfono para poder hacer videos chulos con sus amigas y colgarlos en Youtube. Ahora se convertiría en el hazmerreír de toda la clase. De repente se le encendió una luz
 
-       ¿Y si este año los Reyes hubiesen preferido dejarnos los regalos en otro sitio? – dijo entusiasmada.
 
Madre e hijo se miraron y con gesto de aprobación decidieron ir en busca del tesoro escondido, pero no encontraron ningún rastro de los regalos. De repente, la puerta de la entrada se abrió y apareció el padre que había ido a comprar un enorme roscón para desayunar. Traía la cara colorada y las manos congeladas, sin embargo, en sus ojos había un brillo especial que todos percibieron. Al enterarse de lo sucedido mantuvo la calma sorprendentemente y les animó a probar el roscón con un chocolate calentito.
 
-¡Ya veréis cómo después de este desayuno todo os parecerá distinto! -dijo el padre.
 
Los cuatro se dirigieron a la cocina animados con la idea de probar el roscón. Tenían por costumbre que quien encontrara la sorpresa se colocaría la corona y los demás deberían obedecerle, mientras que quien encontrara el haba, tendría que fregar todos los cacharros. A Pablo le tocó la sorpresa, era un pequeño niño Jesús de porcelana que colocó en el portal de Belén. El niño se colocó la corona y tras mirar por la ventana lo bonita que estaba la plaza propuso a todos salir juntos a jugar con la nieve.
 
Aquel día toda la familia disfrutó de una maravillosa jornada en la que estuvieron cantando villancicos y tirándose bolas de nieve. Volvieron a casa hambrientos y entre todos prepararon una suculenta comida que devoraron entre risas y bromas. Tras recoger la mesa y la cocina, se dirigieron al salón. Emma y su madre ya iban a conectarse a sus dispositivos cuando el padre apareció con un regalo entre sus manos. Se trataba del juego de mesa que tanto había deseado Pablo. Todos le miraron con ojos asombrados.
 
-Entonces, ¿fuiste tú quien se llevó los regalos?
 
- He de admitir que sí, pero fue por una buena causa. – confesó el padre-, ahora juguemos y disfrutemos de este momento.
 
El juego resultó ser muy entretenido y se pasaron el resto de la tarde jugando juntos, riendo sin parar y lo más importante, sin necesidad de encender los ordenadores ni chatear con el móvil. Aquel día se obró un milagro, y Pablo, consiguió recuperar a su familia.
 
Emma también consiguió recuperar su regalo, pero se dio cuenta de que había disfrutado mucho más aquella tarde que todas aquellas horas que dedicaba a conversar con un frío aparato.
 
-Ven aquí pequeñajo –dijo a su hermano sonriendo- déjame que te de un abrazo.
 
-Buff, pero sólo uno ¿vale?, no te vayas a pasar ahora – contestó Pablo feliz.
 
 
No olvidemos que la familia es el mejor regalo que tenemos, disfrutemos de ella mientras podamos, porque el tiempo pasa demasiado deprisa y no se puede dar marcha atrás.

¡Feliz Navidad a todos!
 

domingo, 11 de diciembre de 2016

Escapada a Londres

Londres es una ciudad llena de vida en donde puedes deambular durante horas y horas y encontrar a cada paso un rincón cautivador. Hacía muchos años que no visitaba esta maravillosa ciudad y reencontrarme con ella, casi treinta años después, y encima en periodo pre-navideño, con todas las calles y comercios engalanados  ha sido realmente "amazing" (asombroso). 
 
Si algo caracteriza a Londres es su capacidad para combinar progreso y tradición. Nadie como ella sabe explotar al máximo sus símbolos patrióticos y albergar, al mismo tiempo, una pluralidad de culturas y estilos que la dotan de ese carácter cosmopolita tan sumamente atractivo.
 
La ciudad conserva su intrínseco sabor en sus preciosos edificios, en sus verdes parques o en su té de media tarde que me recuerdan tanto a películas como Mary Poppins, sin embargo, tampoco ha querido resistirse al cambio, de hecho,  es una de las ciudades más avanzadas tecnológicamente hablando, y en su skyline se puede ver que han emergido relucientes edificios que reflejan lo más moderno de la City. 
 
Pasar el puente de la Constitución en Londres ha sido un planazo y, como además nos ha acompañado un tiempo excelente, hemos podido seguir a rajatabla el plan que teníamos previsto para estos cuatro días de no parar: Oxford Street, Picadilly Circus, Big Ben, National Gallery, Buckingham, Notting Hill, Portobello Road, Winter Wonderland, Covent Garden... y cómo no, el British Museum.
 
Recuerdo que la primera vez que visité el Museo Británico se me saltaron las lágrimas al ver juntas todas aquellas obras que había estudiado en mis clases de Historia del Arte. En esta ocasión tampoco he podido reprimir las lágrimas, y es que al ver de nuevo todas esas maravillas empecé a pensar sobre la extraña capacidad del ser humano para crear y rodearse de obras tan magníficas que rozan la perfección y su misma capacidad para destruir y llevar a cabo las peores atrocidades.
 
Londres es inmenso y nos quedaron muchas cosas por ver, entre ellas asistir a alguno de sus tan afamados musicales, pero por supuesto, eso será siempre una buena excusa para volver.
 
London, I'll be happy to see you again
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 27 de noviembre de 2016

Un día para dar

Me pregunto cuándo acogeremos entre nuestras costumbres celebrar el Día de Acción de Gracias de la manera que se hace por ejemplo en Estados Unidos. La esperpéntica fiesta de Halloween parece que llegó para quedarse, como también lo hicieron antes Papá Noel y el árbol de Navidad pero, ¿qué pasa con el "Thanksgiving Day"?

Esta tradición, que se remonta al siglo XVII y que surgió para festejar el éxito de la cosecha, está vinculada en mis recuerdos a multitud de películas americanas en las que las familias se reúnen entorno a una mesa con un gran pavo relleno y otras exquisiteces. Al celebrarse el cuarto jueves de noviembre, llega casi como un avance de la Navidad y sirve para reflexionar y dar gracias por todas las bendiciones.
 
Yo os animo a celebrar el Día de Acción de Gracias, porque, aunque en algunos momentos atravesemos por problemas y dificultades seguro que podemos encontrar infinidad de cosas por las que sentirnos agradecidos, y no hablo sólo de cosas materiales, sino de algo tan básico e importante como la salud, el amor, el cariño, la familia, los amigos…
 
Con todas las calamidades e injusticias que ocurren diariamente en el mundo, nosotros, que vivimos en un país en paz, que disfrutamos de todo lo necesario para llevar una vida confortable, no podemos pasar por alto la gran suerte que tenemos y, por tanto, es justo que nos mostremos agradecidos tendiendo una mano hacia aquellos que más lo necesitan, hacia los que lo tienen menos fácil.
 
Y precisamente, con el fin de crear una enorme ola de buenas acciones, hace años que surgió una iniciativa que se ha ido extendiendo por todo el mundo y no es otra que celebrar el día de la  generosidad. Se trata del #GivingTuesday conocido en España como “Un día para dar”, y se celebra el martes siguiente al día de acción de gracias. Si visitas su página web encontrarás cantidad de iniciativas creadas por empresas, organizaciones y personas individuales en las que podrás participar y hallarás ideas para crear las tuyas propias y compartirlas con tus compañeros de trabajo, familia, amigos, vecinos…
 
Si quieres poner tu granito de arena para hacer crecer aún más esta inmensa ola de bondad, hay infinidad de actividades en las que puedes participar como  donaciones a fundaciones y ONGs, colaborar en las campañas de "llenamos la despensa", apadrinar un niño,  acompañar a personas mayores que viven solas, visitar a familiares enfermos... y si además dispones de algo de tiempo libre a lo largo del año puedes dedicarlo a labores de voluntariado ayudando en comedores benéficos, residencias de la tercera edad, niños en hospitales, etc., tan sólo tienes que escoger dónde podrías aportar lo mejor de ti y decidirte a hacerlo. La recompensa personal es muy grande pues, a cambio, recibirás el mejor de los regalos que no es otro que, la satisfacción de hacer algo bueno por los demás.
 
El 29 de noviembre celebremos "Un Día para Dar".

¡Haz correr la voz!
 
 
¡Feliz #GivingTuesday!