domingo, 23 de octubre de 2016

Frente al estrés, ríete

Hay momentos en los que nuestro cuerpo nos pide a gritos poner freno a nuestra alocada vida y aparcar un rato nuestra carrocería en el área de descanso.
 
A veces, sin darnos cuenta, nos sobrecargamos de tareas pensando que somos como supermán, capaces de abordar todos los compromisos en los que nos enredamos, pero cuando llegamos al límite de nuestras capacidades, y continuamos con ese ritmo desmesurado durante un largo periodo de tiempo, nuestro cuerpo, que es muy sabio, empieza a lanzarnos mensajes de alarma indicándonos que hay algo que comienza a fallar. Y es que no podemos conducir permanentemente a más de 120 km/hora por una autopista sin hacer un alto para repostar y estirar las piernas.
 
Cada uno tenemos unas competencias y es importante saber hasta dónde podemos llegar, y cuándo debemos decir no.
 
El agotamiento mental o estrés, puede deberse a diversas causas y no todas están relacionadas con el trabajo. Las obligaciones familiares, las relaciones sociales, el uso que hacemos de la tecnología, el ruido, el tráfico o la crisis económica entre otros, son motivos que pueden llevarnos a situaciones límite. Pero a la hora de sentirnos sobrecargados o incluso "quemados", también pueden influir aspectos internos como por ejemplo la percepción que tenemos de nosotros mismos, tener una excesiva autoestima, la desorganización, el no saber decir no, la falta de asertividad, la dificultad para priorizar o incluso nuestro estilo de pensamiento.
 
¿Cuáles son las señales que nos advierten que estamos entrando en un cuadro de estrés?
 
Te sientes irascible, tienes insomnio o dificultad para conciliar el sueño, no llevas un horario equilibrado de comidas y tienes alteraciones del apetito, te duele la cabeza con frecuencia y sientes tensión muscular, sufres palpitaciones, excesiva sudoración o temblores en manos y pies. Puede que incluso notes otros síntomas como por ejemplo ansiedad o ganas de llorar, el caso es que si comienzas a notar alguno de estos síntomas es muy probable que estés sobrecargando tu vida de obligaciones y deberías comenzar a frenar.

¿Cómo podemos evitar el estrés?
 
Para mantener un equilibrio físico y mental, es muy importante seguir unos hábitos de vida saludables que incluyan una alimentación equilibrada y a sus horas, ejercicio físico regular, dedicar suficientes horas al descanso y aprovechar el tiempo libre, pero sin duda, lo primero que tenemos que hacer es aprender a respirar correctamente.
 
La respiración diafragmática o abdominal  es la forma de respirar idónea ya que facilita transportar más aire a los pulmones, ayuda a oxigenar mejor la sangre y por consiguiente a relajarnos. Para saber si ya practicas este tipo de respiración coloca una mano sobre el pecho y otra sobre el abdomen. Si al inspirar notas que tu pecho se hincha es que estás respirando superficialmente. Para hacerlo correctamente debes llevar el aire que inspiras hasta tu abdomen y sentir que la mano que tienes apoyada ahí se eleva a medida que tus cavidades se van llenando de aire. Aunque parezca complicado, con un poco de práctica se puede conseguir hacerlo de forma automática. Este sistema de respiración tiene muchos beneficios, ayuda a concentrarse, a estudiar, a cantar…
 
Para desconectar, lo mejor es pasarlo bien
El estrés es lo mismo que fatiga mental  por lo que para desconectar de nuestras tensiones, lo mejor que podemos hacer es divertirnos. Sí, eso es, reírnos, pasar tiempo libre con nuestra familia y amigos, realizar actividades que nos proporcionen placer como la horticultura, la pintura la música, o cualquier otra cosa que nos permita evadirnos y liberar la mente de esa tensión que nos lleva a galope.
 
Así que, amigas y amigos, si queréis evitar el estrés, dedicad tiempo a vosotros, a hacer cosas con las que os sintáis a gusto, buscad el contacto con la naturaleza, aprended algún ejercicio de relajación y sobre todo, no dejéis de reír.
 
Recuerda:
 
“La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada” - Schopenhauer

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