domingo, 22 de noviembre de 2015

No cuentes los días

Habíamos estado soñando con aquel día desde hacía meses. Era una fecha muy especial y queríamos que todo saliera a la perfección. Entre todos organizamos los preparativos y contábamos las semanas  que quedaban en las hojas del calendario. ¡Cuántas ganas de que llegara ese momento! Y el tiempo pasó como un soplo abriéndose paso al gran evento.

El día llegó. Y afortunadamente todo salió de maravilla. Fue una jornada mágica, soñada, deseada, hubiéramos querido retenerla un poco más, disfrutarla por más tiempo... pero el día llegó casi de puntillas, y de puntillas se esfumó como un sueño. Hoy ya sólo queda un mero recuerdo de lo que fue, alguna foto tomada al azar y unas pocas anécdotas que contar.

Y es así que pasa la vida. ¡Tan corriendo…! Parte de ella la dedicamos a esperar a que llegue un día, y mientras tanto se suceden otros muchos que dejamos pasar casi como autómatas, sin concederles apenas importancia. Y pasa  siempre lo mismo, deseamos que llegue el viernes y cuando llega nos damos cuenta de lo cerca que tenemos el lunes. Y así una y otra vez.

Pero cada día debería ser un gran día porque es una nueva oportunidad para aprender, para disfrutar, es un reto por definir, es un logro en sí mismo y sí, a veces también puede traernos tristeza y desilusión. Es como un regalo que vamos desenvolviendo poco a poco sin saber la sorpresa que llevará dentro. Puede ser un reencuentro, una llamada inesperada, un aplauso, una invitación, un logro, un abrazo, una película, una sonrisa. Puede haber mucho escondido en cada día que llega y es toda una aventura descubrirlo.

Hay una frase que me encanta y que tengo bien visible en mi escritorio que dice: “No cuentes los días, haz que los días cuenten”. Porque ese lunes y ese martes son días en los que estás vivo, en los que te despiertas por la mañana y tienes un apasionante día por delante, un día en el que debes hacerte consciente de la suerte que tienes de estar vivo, de poder compartir tus experiencias con las personas que quieres y que tienes hoy a tu lado. Por eso me gusta dar gracias por esos pequeños momentos, por esos cafés en compañía, por esas sobremesas abiertas, por esos paseos de la mano, por esos WhatsApp que me hacen reír o por esas canciones que siempre me acompañan.

Pues eso, haz que todos los días de tu vida cuenten.

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