Esta mañana me he acercado a un centro comercial y me he dado cuenta de lo cerca que está ya la Navidad. Conseguir aparcar ha sido toda una aventura que en algunos momentos casi me ha hecho desistir del intento y he pensado en regresar a casa con las manos vacías y sentimiento de derrota. Sí, el recinto estaba abarrotado de gente, lo cual quizá sea señal de que por fin estemos saliendo realmente de la crisis y eso, desde luego, sería el mejor regalo para todos.
Finalmente tuve la suerte de encontrar un sitio y con gran alegría me adentré en la zona comercial. Parecía como si el propio Papá Noel hubiera pasado con su trineo por allí y hubiera dejado tras de sí una estela de Navidad por todos los rincones. Rojos, dorados y plateados. Abetos, bolas y guirnaldas. Todo estaba tan bonito que me invadió un profundo sentimiento de tristeza pensando en todas las personas que no podrán celebrar la Navidad como ellos quisieran, ni podrán comprar el juguete que tanto le gusta a su hijo y que harían lo que fuese por poder llevar un poquito de alegría a su familia en esas fechas.
Y mientras caminaba por los pasillos viendo un escaparate tras otro buscando un regalo original para alguien muy querido, me vino a la memoria el tradicional "Cuento de Navidad" de Charles Dickens y pensé en lo importante que es para el ser humano ser generoso, compartir lo que uno tiene y tratar de hacer felices a los demás. Porque la generosidad conduce a una doble felicidad, la del que recibe y la del que da. No creo que haya persona en el mundo que pueda ser feliz sin compartir parte de su dicha con los demás o sin tender la mano a quien le pide ayuda.
Por eso, estas Navidades te animo a practicar la generosidad con quien más lo necesita y prescindas de los regalos superfluos. ¿Tienes que participar en algún amigo invisible? ¿Por qué no propones que este año, en vez de comprar una chuminada en algún bazar, reunáis el dinero que os ibais a gastar en una hucha y lo donéis a una buena causa? En lugar de un objeto comprado podéis usar la creatividad y entregar algo que no cueste dinero pero que tenga valor para quien lo recibe. Podría ser un mensaje personalizado, un poema, una canción, un dibujo, un christmas decorado a mano, o cualquier otra cosa hecha manualmente y entregada, eso sí, con cariño.
Por cierto, ¿Sabías que al igual que celebramos el día internacional del niño, el día internacional del medioambiente o el día internacional contra la violencia de género, existe también el día internacional de la generosidad?
Pues sí, esa fecha la tenemos en el calendario y se celebra cada primer martes de diciembre. Ese día, denominado internacionalmente #givingtuesday, millones de personas en todo el mundo se unen para poner de manifiesto la importancia de la generosidad y animar a todos, ya sean empresas, países o personas individuales, a participar construyendo una gran ola de generosidad mundial. En los países de habla hispana, ese día se le conoce también como #undiaparadar y desde aquí quiero aprovechar para animarte a participar en alguno de los proyectos abiertos en su página web, o creando tu propio proyecto junto con tus amigos, familia o compañeros de trabajo.
En mi empresa llevamos varios años participando en este proyecto y es realmente gratificante ver cómo los compañeros se unen en la campaña donando no sólo ropas, juguetes y alimentos sino que además aportan sus tickets restaurante o dinero en metálico para colaborar con asociaciones como Acción contra el Hambre y su programa "ningún niño con hambre". La verdad es que en BT España podemos sentirnos orgullosos del corazón tan grande que tienen la mayoría de sus empleados ya que a lo largo del año, muchos de ellos se prestan voluntarios a otras buenas causas sociales.
Y para finalizar, quiero compartir con vosotros una adaptación del refrán "Manos que no dais ¿Qué esperáis?" el cual he transformado en este otro con un lenguaje más positivo: "Manos que dais, ¡Felices seáis!"
¡Hasta pronto!