Tengo la gran suerte de trabajar, y trabajar además en una empresa que da mucho valor a los asuntos de responsabilidad social y que promueve actividades de voluntariado entre los empleados a través de proyectos relacionados con las TICs (Tecnologías de la Información).
Lo cierto es que llevo muchos años colaborando con ONGs mediante donaciones, que siempre aporto alimentos a las campañas de "llenemos la despensa", y que llevo algún tiempo echando una manilla en BT España en temas de comunicación interna y coordinando las actividades que organizamos en Navidad para recaudar artículos para diversas organizaciones pero sabía que tenía que hacer algo más así que por fin he salido de la jaula y me he bautizado como voluntaria.
Esta semana he participado en un proyecto que me ha enganchado desde el primer momento. Se trata de ayudar a personas en riesgo de exclusión social a prepararse para una entrevista de trabajo. Y así pues, el jueves nos reunimos varios voluntarios de BT en un centro de la Fundación Balia situado en un populoso barrio de Madrid. He de reconocer que sentía inquietud por saber con qué tipo de personas nos encontraríamos, y es que uno siempre suele ponerse en lo peor, pero he de decir que todas las personas que allí conocí me resultaron realmente entrañables y que hoy por hoy no puedo dejar de pensar en ellas deseando que pronto consigan abrirse camino en este mundo donde hay tanta competencia y tan pocas oportunidades.
Nuestra labor fue participar en una ronda de entrevistas de modo que todos los voluntarios interrogamos por separado a cada uno de los candidatos. El objetivo era ayudarles a coger confianza y soltura en la realización de entrevistas de trabajo y además conocer nuestra opinión personal sobre lo que nos habían parecido, sus puntos fuertes y sus debilidades, algo que sin duda les aportará algo de luz de cara a sus futuras entrevistas de trabajo.
He de decir que todas las personas que entrevistamos aquel día me parecieron extraordinarias, desde la encantadora mamá que lo había dejado todo para educar a sus hijas pero que quería volver a incorporarse en el mundo laboral, a la magnífica cocinera con experiencia de más de veinte años pero que la crisis la había dejado en la estacada, pasando por la comercial agresiva que tan pronto te vende unas cortinas como te pinta una pared de gotelé o el experto mecánico pero quizá un poco mayor para lo que buscan los talleres y por supuesto la jovencísima y preciosa dependienta recién llegada a España y que lucha por convalidar sus estudios realizados en su país.
Todos se enfrentaron a las entrevistas como unos campeones, demostrando su valía, su carisma, y sus ganas de trabajar. ¡Qué lástima que las empresas prefieran contratar a jóvenes y menosprecien la experiencia y la sabiduría de las personas con más edad!, ¡Qué lástima que nos movamos en un mundo de apariencias! Quizá algún día las empresas se den cuenta de que deberían ser un reflejo de la realidad dando cabida a todo tipo de personas, hombres, mujeres, jóvenes, mayores, inmigrantes y por supuesto discapacitados, porque cada uno de ellos puede aportar valores diferentes y colaborar por tanto a sacar adelante el negocio.
A todos mis candidatos, y a todos los que se encuentran en su misma circunstancia, les deseo suerte en la vida, fuerza para luchar y paciencia, pero sobre todo ánimo, organización y saber aprovechar el tiempo para estudiar, para formarse y para reciclarse.